domingo, 24 de mayo de 2009

LA CONCEPCIÓN CONSTRUCTIVISTA DE LA ENSEÑANZA Y EL APRENDIZAJE

En los últimos años la teoría y la práctica educativa se han visto inundadas y en consecuencia enriquecidas o encorsetadas, según se mire por una serie de planteamientos que tienen su origen en la explicación del psiquismo humano conocida genéricamente como constructivismo. El recurso a los principios constructivistas con el fin de explicar y comprender mejor la enseñanza y el aprendizaje, y sobre todo con la finalidad de fundamentar y justificar propuestas curriculares, pedagógicas y didácticas de carácter general, o relativas a contenidos escolares específicos (matemáticas, lectura, escritura, física, geografía, historia, etc.), se ha convertido actualmente en un lugar común entre el profesorado y los profesionales de la educación.

La idea original de constructivismo es que el conocimiento y el aprendizaje son; el resultado de una dinámica en la que las aportaciones del sujeto al acto de conocer y aprender juegan un papel decisivo.

El conocimiento y el aprendizaje no son el resultado de una lectura directa de experiencias, sino el fruto de la actividad mental constructivista la cual, las personas leemos e interpretamos la experiencia. Esta postura se encuentra en los trabajos de Piaget y colaboradores en los años 1940 y 1950 y luego se enriquece considerablemente a partir de la década de 1960 como consecuencia de la sustitución paulatina de del conductismo por los enfoques cognitivos y la adopción generalizada de estos últimos en las décadas siguientes.

El constructivismo es sin lugar a duda la orientación dominante en psicología de la educación, pero en el seno de esta orientación general compartida coexisten versiones del constructivismo sensiblemente distintas entre sí. No hay un solo constructivismo sino diferentes tipos e ignorar este hecho puede dar lugar a ambigüedades y confusiones.

Así, limitándonos exclusivamente a las teorías globales del desarrollo ó del aprendizaje que han tenido y siguen teniendo en la actualidad una mayor incidencia sobre la reflexión y la práctica educativa, cabría distinguir, al menos, entre el constructivismo inspirado en la teoría genética de Piaget y la Escuela de Ginebra; el constructivismo que hunde sus raíces en la teoría del aprendizaje verbal significativo, la teoría de los organizadores previos y la teoría de la asimilación iniciando con los trabajos pioneros de Ausubel en los años cincuenta y sesenta y desarrollado posteriormente por otros autores como Novak o Gowin, el constructivismo inspirado en la psicología cognitiva y más concretamente en las teorías de los esquemas surgidas al amparo de los enfoques del procesamiento humano de la información y por último el constructivismo que se deriva de la teoría sociocultural del desarrollo y del aprendizaje enunciada por primera vez por Vygotski y sus colaboradores en los ya lejanos años treinta y difundida, revitalizada y enriquecida de forma espectacular por numerosos autores a partir de los años setenta.

Esta concepción de hablar de diversos tipos de constructivismo resulta además considerablemente reforzada si ampliamos el foco de atención hasta incluir, junto a las teorías globales del desarrollo y del aprendizaje humano, el conjunto de propuestas de menor alcance y amplitud que en el panorama de la psicología actual ofrecen explicaciones constructivistas de uno u otro de los múltiples factores implicados en el aprendizaje escolar: la atención, la motivación , las capacidades intelectuales, las estrategias de aprendizaje, la memoria, las expectativas, el autoconcepto, la comunicación, las relaciones interpersonales, etc.

Entonces podemos decir que los enfoques constructivistas en educación son propuestas específicamente orientadas a comprender y explicar los procesos educativos o propuestas de actuación pedagógica y didáctica, que tienen su origen en una o varias teorías constructivistas del desarrollo, del aprendizaje o de otros procesos psicológicos.

Existe entonces un fuerte acuerdo de distinguir entre por lo menos tres tipos de explicaciones que si bien pueden ser calificadas como constructivistas ofrecen otras tantas visiones alternativas del funcionamiento psicológico : el constructivismo cognitivo o el constructivismo psicológico, basado en la psicología genética y cuyo desarrollo está estrechamente vinculado a la aceptación creciente de los enfoques cognitivos a partir de los sesenta; el constructivismo de orientación sociocultural, también den

ominado en ocasiones socio-constructivismo o constructivismo social y el constructivismo vinculado al construccionismo social y a los enfoques posmodernos en psicología situados en el uso del lenguaje y en las prácticas lingüísticas y discursivas.

Sabemos que cada uno de los enfoques mencionados incluye múltiples y diversas variantes y que también difieren entre sí en algunos supuestos básicos respecto a la naturaleza individual o social de la construcción del conocimiento y en consecuencia respecto a la explicación de los cambios que se producen en los alumnos como resultado de la enseñanza.

El constructivismo cognitivo concibe el pensamiento, el aprendizaje y en general los procesos psicológicos como fenómenos que tienen lugar en la mente de las personas. En la mente de los alumnos se encuentran almacenadas sus representaciones (esquemas o modelos mentales) de mundo físico y social, de manera que el aprendizaje consiste fundamentalmente en relacionar las informaciones o experiencias nuevas con las representaciones ya existentes, lo cual puede dar lugar bajo determinadas circunstancias, aun proceso interno de revisión y modificación de estas representaciones ya existentes. Por ello se incidirá en:

· Analizar la dinámica interna del proceso de construcción del conocimiento.

· Dilucidar cómo esta dinámica resulta afectada por la incorporación, el encaje o la puesta en relación de la información nueva con las representaciones ya existentes en la mente de los alumnos;

· Indagar las condiciones de la enseñanza bajo las cuales el encuentro cognitivo entre la información nueva y las representaciones del alumno puede orientar la dinámica interna de revisión, modificación, reorganización o diferenciación de estas últimas en la dirección deseada.

Por otro lado está el constructivismo social cuya idea fundamental es la negación de los procesos mentales y de la mente como propiedades individuales, como fenómenos que tienen lugar en la mente de las personas. Su naturaleza no es individual sino social y el lugar donde se despliegan y manifiestan es la interacción entre las personas, en las relaciones sociales, en las prácticas socioculturales, en las comunidades de práctica, en el uso del lenguaje, en las prácticas lingüísticas de la comunidad o en el mundo social según los casos.

Entre estas dos versiones extremas marcadas por la disociación entre lo individual y social, entre lo interno y externo, entre pensamiento y lenguaje, hay una amplia gama de propuestas y planteamientos cuya finalidad es mostrar que si incorporamos la perspectiva sociocultural y lingüística al modelo cognitivo de los procesos mentales, es posible ver como el lenguaje y los procesos sociales del aula constituyen las vías a través de los cuales los alumnos adquieren y retienen el conocimiento. Desde este punto de vista, el aprendizaje de los alumnos y lo que sucede en el aula es tanto el fruto de las aportaciones individuales de los alumnos como el de la dinámica de las relaciones sociales que se establecen entre los participantes, profesor y alumno, en el seno del grupo de clase. Este enfoque es el resultado de la coordinación explícita de dos perspectivas teóricas distintas de la actividad; una perspectiva social consistente en una visión interaccionista de los procesos colectivos y compartidos que tienen lugar en el aula y una perspectiva psicológica consistente en una visión constructivista en la actividad individual de los alumnos o del profesor mientras participan de los procesos compartidos y contribuyen a su desarrollo.

Es así como la concepción constructivista de la enseñanza y el aprendizaje escolar se ubica claramente en el marco de estos esfuerzos de incorporación de los planteamientos socioculturales y lingüísticos al constructivismo cognitivo. Por un lado sitúa en la actividad mental constructivista de los alumnos y por lo tanto en la dinámica interna de los procesos de construcción del conocimiento, la clave del aprendizaje escolar. Los alumnos son los agentes y los responsables últimos de la construcción de significados sobre los contenidos escolares que constituye la esencia del aprendizaje escolar. Sin embargo este proceso de construcción, de naturaleza individual, es inseparable de la actividad que despliegan conjuntamente profesores y alumnos en el aula mientras acontecen las tareas escolares o se aproximan al estudio de los contenidos escolares. En otros términos la construcción individual del conocimiento que llevan a cabo los alumnos está inserta en, y es inseparable de la construcción colectiva que llevan a cabo profesores y alumnos en ese entorno específico culturalmente organizado que es el aula.

MARCO PSICOLÓGICO GLOBAL DE REFERENCIA PARA LA EDUCACIÓN ESCOLAR

La concepción constructivista de la enseñanza y el aprendizaje escolar presenta cuatro características que en conjunto permiten ponerla dentro del marco actual del constructivismo en el campo de la educación, que se concreta en el hecho de tomar como punto de partida las preocupaciones y problemas de la educación y de las prácticas educativas escolares y en la voluntad de elaborar un marco global de referencia útil para el abordaje de estos problemas y preocupaciones, una visión bidireccional y no jerárquica de las relaciones entre el conocimiento psicológico y la teoría y práctica educativa.

Orientación educativa

Entre las dificultades encontradas al valorar la eficacia del constructivismo social O`Connor señala:

- La incompatibilidad entre las diversas variantes o versiones del constructivismo social y;

- La complejidad que supone el intento de contemplar en un único marco teórico los múltiples y complejos aspectos que comporta cualquier práctica educativa.

- Por ello O`Connor propone buscar puntos de diálogo y de conexión entre las diferentes versiones del constructivismo teniendo presente que el objetivo no es sólo perfeccionar y afinar un marco teórico psicológico, sino también construir un marco teórico unificado capaz de adaptarse a las necesidades de la educación y de proporcionar una herramienta poderosa y útil para analizar y guiar la práctica educativa.

La concepción constructivista de la enseñanza y el aprendizaje está orientada a las preocupaciones de la educación y de los profesionales de la educación y en este sentido se aleja de los otros enfoques que son de orientación disciplinar y tienen como finalidad prioritaria contribuir al desarrollo y perfeccionamiento de las teorías psicológicas de referencia. La finalidad de la concepción constructivista es proporcionar un marco legal de referencia, inspirado en una determinada visión constructivista del funcionamiento psicológico, que guie y oriente a los profesionales de la educación en su aproximación al estudio de los procesos educativos y en sus esfuerzos por comprenderlos, revisarlos y mejorarlos. Entre los objetivos tenemos:

. Integrar en un todo coherente y articulado aportaciones relativas a diversos aspectos o dimensiones psicológicas relevantes que intervienen en los procesos escolares de enseñanza y aprendizaje.

. Poner al alcance del profesorado y de otros profesionales de la educación conocimientos psicológicos que de otro modo les serían difícilmente accesibles y que en cualquier caso, perderían gran parte de su potencial utilidad al ser tomados en consideración de forma aislada;

. Proporcionar un esquema organizador susceptible de ser enriquecido progresivamente con los resultados de investigaciones psicológicas, educativas y psicoeducativas, y que ayude al mismo tiempo a valorar el alcance, las limitaciones y la utilidad potencial de estos resultados;

. Ofrecer un marco de referencia que pueda ser utilizado como plataforma para la elaboración de propuestas pedagógicas y de intervención psicopedagógicas mas o menos globales, referidas a determinadas áreas curriculares o a determinados tipos de contenidos, para la formación del profesorado, la elaboración de materiales didácticos, la planificación de la enseñanza, y para el análisis de prácticas educativas escolares concretas o de algunos componentes de las mismas,

. Ayudar a identificar problemas nuevos, a revisar creencias y postulados relativos a la educación escolar, aceptados a veces como obvios de una forma un tanto acrítica, y a establecer prioridades para la investigación de los fenómenos y procesos educativos.

LAS RELACIONES BIDIRECCIONALES ENTRE EL CONOCIMIENTO PSICOLÓGICO Y LA TEORÍA Y PRÁCTICA EDUCATIVA

Las teorías del desarrollo, del aprendizaje o de otros procesos psicológicos inspiradas o compatibles con los principios constructivistas no han sido una excepción.

Por el contrario la mayoría de los planteamientos constructivistas que encontramos en el discurso pedagógico de los últimos treinta años responde a esta lógica. Esto se sustenta en las propuestas de fundamentar la pedagogía y la didáctica en la psicología y la epistemología genética de Piaget, posteriormente los enfoques del procesamiento humano de la información, o las propuestas constructivas en educación que buscan la complementariedad entre la teoría genética de Piaget y la teoría sociocultural del desarrollo y del aprendizaje de Vygotsky o entre estas dos teorías y los enfoques de procesamiento humano de la información.

LA CONCEPCIÓN CONSTRUCTIVISTA Y LAS RELACIONES ENTRE EL CONOCIMIENTO PSICOLÓGICO Y LA TEORÍA Y LA PRÁCTICA EDUCATIVA


Un aspecto fundamental es que el conocimiento psicológico está configurado por una serie de principios explicativos del desarrollo, del aprendizaje y de otros procesos psicológicos inspirados en, o compatibles con, una visión constructivista del psiquismo humano que si bien tienen su origen en las teorías o enfoques distintos con discrepancias más o menos marcadas entre sí en otros aspectos, se complementan al integrarse a un esquema de conjunto orientado a analizar, comprender y explicar los procesos escolares de enseñanza y aprendizaje.

Asimismo las relaciones entre el conocimiento psicológico y la teoría y la práctica educativa ya no son directas y unidireccionales, sino bidireccionales y mediadas por un nuevo elemento: la naturaleza y funciones de la educación escolar y las características propias y específicas de las situaciones de enseñanza y aprendizaje. Las teorías constructivistas del desarrollo, aprendizaje y de otros procesos psicológicos son interpretadas, son interrogadas a partir de la problemática y las características propias y específicas de la educación escolar, exactamente de la misma manera que son interpretadas otras disciplinas educativas y la misma práctica.

LOS REFERENTES TEÓRICOS DE LA CONCEPCIÓN CONSTRUCTIVISTA DE LA ENSEÑANZA Y DEL APRENDIZAJE

La concepción constructivista sustenta cuatro teorías explicativas del desarrollo y del aprendizaje, así como una serie de elaboraciones teóricas de menor amplitud, relativas a otros procesos psicológicos relevantes en los procesos educativos, motivación, representaciones mutuas profesor/alumno, habilidades de aprendizaje, atribuciones, autoconcepto, etc. Estos referentes teóricos están en la base de los conceptos y principios que utiliza la concepción constructivista en su aproximación al estudio de los cambios que se producen en las personas como consecuencia de la participación en situaciones educativas, algunas de las cuales, los que poseen mayor potencialidad explicativa para la enseñanza y el aprendizaje escolar parecen en el siguiente gráfico

La concepción constructivista consiste entonces en introducir un nuevo elemento que actúa como tamiz entre el conocimiento psicológico y entre la teoría y la práctica educativa y que no tiene que ver, en principio con las teorías psicológicas de referencia, sino con una postura sobre la naturaleza, funciones y características de la educación escolar, siendo el elemento que propicia los criterios para la selección de los principios y conceptos explicativos, sino también la estructura que permite su organización y articulación de un todo coherente y eventualmente la reinterpretación y resignificación de éstos principios y conceptos explicativos en función la estructura de conjunto.

Según El constructivismo la educación escolar se concibe ante todo y sobre todo, como una práctica social, exactamente de la misma manera como se conciben los otros tipos de prácticas educativas (las prácticas educativas familiares, las que tienen la televisión u otros medios de comunicación como ingrediente fundamental, las prácticas educativas extraescolares de ocio y tiempo libre, etc). Pero además como sucede también con otras prácticas educativas, la educación escolar tiene entre otras, una evidente función socializadora. Este punto de partida sirve para la toma de posturas sobre la naturaleza y funciones de la educación escolar, pues esta sirve para que las teorías constructivistas del desarrollo, aprendizaje y de otros procesos psicológicos se integren.